Finalmente, el presidente Mauricio Macri viajó a la ciudad de Salta y participó de la misa por la Fiesta del Milagro, pese a que su visita había generado cruces entre las autoridades de la Iglesia local. Un presbítero que integra la pastoral salteña había calificado su visita de “inoportuna”.

Acompañado de su esposa Juliana Awada, del senador Esteban Bullrich y del secretario de Culto, Alfredo Abriani, el jefe del Estado llegó por la calle lateral de la Catedral y, una vez adentro, se ubicó al lado del gobernador Juan Manuel Urtubey y su esposa, Isabel Macedo, quienes habían llegado minutos antes.

El Presidente arribó a la ciudad tras ser invitado por el obispo Mario Cargnello, pero su presencia puso a la Iglesia local en estado deliberativo. El presbítero Raúl Méndez salió al cruce y recomendó que el mandatario que "deje tranquilos" a los salteños y se dedique a "resolver los graves problemas” en que “embarcó” a los ciudadanos.

“Junto con otros miembros del clero manifiesto mi oposición a tan inoportuna visita. En estas circunstancias su presencia provocará la lógica reacción. No tiene sentido venir a empañar la fiesta de los salteños", sostuvo Méndez , quien agregó: "Lo más razonable es que suspenda semejante previsión y nos deje tranquilos. Más bien que se ocupe de resolver los graves problemas en que embarcó al país”.

Sin embargo, el arzobispo de la provincia, Cargnello, lo refutó al cruce y aseguró que la presencia de Macri lo "honraría, por eso me atrevo a invitarlo”.

En tanto, el diácono Daniel Ochoa, a cargo parte de la organización de la festividad, le explicó a El Tribuno que la invitación a las autoridades civiles, entre ellas el Presidente, es una cuestión de protocolo que se cumple todos los años.

Durante la homilía, Cargnello aprovechó la visita del Jefe de Estado y expresó un duro mensaje: “Quiero agradecer la presencia del señor Presidente. Así como hemos palpitado el sentido de la Iglesia, él es el signo de la patria. Quiero decirle lo siguiente: usted les dijo a todos los argentinos que se había sentido golpeado y en el clima de ese golpe, voy a hablar de corazón a corazón: quiso venir aquí. Ha venido a un buen lugar, a encontrarse con el Señor. Y Dios no hace las cosas mágicamente, sino que transforma el corazón y provoca la libertad".

"Y lo que voy a decir vale para todos. Aquí tenemos también un candidato a vicepresidente, que es nuestro Juan Manuel (Urtubey); dos candidatos a gobernador; el señor intendente; el señor vicegobernador. Cuando empezó usted dijo 'voy a luchar por la pobreza cero'. ¿Qué puede decir Salta ahora? Le da rostros a la pobreza", continuó.

El arzobispo de Salta repasó: "Cuando veía a los mineros, que trabajan horas y horas en situaciones de inclemencia para darle riqueza a la república... Recordar una cosa que decía y vale para todos: los pobres no son una molestia, son una oportunidad. Los pobres son maestros".

Y cerró: “Por eso, Mauricio, has hablado de la pobreza. Llévate el rostro de los pobres. Son dignos, son argentinos y son respetuosos; merecen que nos pongamos de rodillas delante de ellos. Vale para todos, hermano. Nada más, gracias”.