Los números, las estadísticas y los análisis electorales circulan por las oficinas del búnker ubicado en la calle México. En un mapa prácticamente teñido de azul, resalta una mancha amarilla en el centro. Córdoba, la provincia que en 2015 colaboró con el mayor caudal de votos para garantizar el triunfo de Mauricio Macri, volvió a ser el principal bastión electoral del Presidente el 11 de agosto. En la provincia que gobierna Juan Schiaretti, Juntos por el Cambio consiguió el 48,18% de los votos. Los números, sin embargo, le sonrieron a Alberto Fernández. En tierra hostil al kirchnerismo, allí donde Daniel Scioli apenas superó el 19% en 2015, el Frente de Todos se alzó hace dos semanas con el 30,39% frente a un oficialismo devaluado. Ahora, el candidato presidencial quiere más: con trabajo territorial y un empujón extra del gobernador, al que busca sacar de la neutralidad nacional, se ilusiona con acercarse al 40% en octubre.  

“Tuve una larga y linda charla con el Gringo Schiaretti”, dijo al pasar Fernández durante la entrevista que le concedió el martes a Radio 10. Desde Córdoba llegaron rápidamente las precisiones. “Alberto lo llamó ayer a Schiaretti. Tuvieron una muy buena charla. Cuando vaya a Córdoba se van a ver”, dijeron en el entorno del gobernador.

El encuentro todavía no tiene fecha cierta, aunque podría concretarse entre el 5 y el 15 de septiembre, según la agenda que empezó a bosquejar Fernández con sus interlocutores cordobeses para la segunda etapa de la campaña, que comienza formalmente el 7 de septiembre. Hacia fines de ese mes es posible que el candidato presidencial tenga que interrumpir sus actividades proselitistas para cumplir con un compromiso laboral: deberá viajar a España para cumplir con las clases que da desde 2014 en la Universidad Camilo José Cela de Madrid.

Para entonces, Fernández pretende tener más encauzada la cuestión cordobesa, en particular en lo que atañe a la relación con Schiaretti, de quien pretende lograr un compromiso mayor que el que tuvo en la primera etapa de la campaña, en la que el gobernador instó a sus dirigentes de confianza a trabajar por la boleta de corta de candidatos a diputados nacionales de Hacemos por Córdoba y dio “libertad de acción” en el plano nacional.

A Fernández, sin embargo, le fue mejor en la provincia de lo que el propio gobernador esperaba. La estrategia cordobesa del candidato de Todos fue diseñada por el senador nacional Carlos Caserio, a quien Fernández recibió este miércoles en sus oficinas para seguir ajustando la campaña.  

En la reunión que mantuvo con el presidente del bloque Justicialista en el Senado, Fernández afinó la lectura provincial. En el interior de la provincia, donde trabajó la estructura del PJ cordobés comandada por Caserio y los intendentes, los números fueron más que positivos y aún pueden mejorar.

En Río Cuarto, por ejemplo, Juntos por el Cambio obtuvo el 44,82% de los votos, mientras que Todos alcanzó el 32,61%. En General San Martín – departamento al que pertenece Villa María - fue todavía mejor: Macri consiguió el 42,06% de los votos y Fernández se quedó con el 37,56%. El balance final del interior les dio solo 13 puntos de diferencia, pero la brecha se amplía en la capital provincial, donde la distancia fue de casi 25 puntos. Allí es donde Fernández pretende acercarse aún más en octubre.

Pese a las conversaciones, en la provincia afirman que es “poco probable” que Schiaretti cambie de actitud de cara a octubre. “La mayoría de los intendentes está trabajando con Alberto. Nunca hubiera conseguido ese resultado si no hubiera sido así. En la capital la elección no fue mala. Pero hay lugares donde Macri ganó muy bien y eso no se puede ignorar. Además, el Gringo quiere tener diputados propios”, explicó un dirigente cercano al gobernador que cree que, al menos en lo público, mantendrá su estrategia de neutralidad. La boleta corta de aspirantes a diputados nacionales de Hacemos por Córdoba, que impulsa Schiaretti, consiguió el 17,76% de los votos, frente al 19,73% de Todos y el 41,35% de Juntos por el Cambio.

En La Docta, donde Fernández aspira a crecer en votos, la estructura política está en manos de Alejandra Vigo, diputada nacional, esposa de Schiaretti y gran hacedora del triunfo en la ciudad de Martín Llaryora, que fue electo intendente de la ciudad el 12 de mayo en una elección histórica para el peronismo cordobés.

Según pudo saber Letra P, en su primera reunión con Fernández en Córdoba, Schiaretti le había prometido al candidato presidencial del Frente de Todos que pondría a Vigo a colaborar con su campaña, al margen de la neutralidad proclamada. Precisamente por eso, la diputada nacional pegó el faltazo a la cena que su marido mantuvo con Macri y Juliana Awada a fines de julio. Si bien a la luz de los resultados no quedó claro si el apoyo de Fernández en la capital contó – o no – con esa ayuda, ahora en el Frente de Todos esperan que la colaboración se incremente y le sume al candidato más votos en octubre para ampliar la diferencia sobre Macri.

Schiaretti fue el único de todos los mandatarios peronistas – con la excepción de Juan Manuel Urtubey, que pelea por su propio espacio - en negarle su apoyo a Fernández y mantenerse más cerca de Macri.