{jkhighlight}El tributo, denominado “Impuesto a las Grandes Fortunas” (IGF) se aplicará a quienes tengan un patrimonio mayor al equivalente a unos 4,3 millones de dólares y alcanzará al 0,01 % de la población boliviana, según el presidente de la Cámara baja, Freddy Mamani{/jkhighlight}.

El impuesto se cobrará una vez al año y se prevé recaudar el equivalente a unos 230 millones de dólares que se destinarán “exclusivamente a temas sociales” que se definirán en la reglamentación de la ley, agregó.

El ministro de Economía y Finanzas Públicas, Marcelo Montenegro, aseguró hace unos días que este impuesto llegará a unas 150 personas. La población boliviana supera los once millones y medio de personas según estimaciones del Instituto Nacional de Estadística.

{jkhighlight}La norma establece que deberán pagarlo los bolivianos residentes dentro y fuera del país y los extranjeros con permanencia por más de 183 días “en forma continua o discontinua” en un periodo de 12 meses{/jkhighlight}. El tributo se aplicará progresivamente con alícuotas del 1,4, 1,9 y 2,4 %, según el monto del patrimonio.

El presidente Arce resaltó en Twitter la aprobación de la norma junto a otra que establece un reintegro en efectivo del Impuesto al Valor Agregado (IVA) a los trabajadores que ganen como máximo el equivalente a unos 1.294 dólares.

Ambos proyectos de ley están “dirigidos a reactivar la economía” boliviana, aseguró el mandatario. El Movimiento al Socialismo (MAS) tiene la mayoría en ambas cámaras parlamentarias.