Llega en un momento oportuno por partida doble: para reivindicar el rol estatal en la ciencia discutido por la oposición y, por otro lado, para subsanar una situación sanitaria preocupante, ya que el 90 por ciento de los fallecidos por covid en 2023 no se inmunizó nunca o no recibió su refuerzo a tiempo.

La vacuna “Arvac Cecilia Grierson” contra el coronavirus está lista y con ello se convierte en realidad uno de los sueños más esperados por la comunidad científica y tecnológica y, por supuesto, un anhelo de toda la sociedad. Tras demostrar seguridad y eficacia en 2.094 personas voluntarias, Anmat aprobó su uso como refuerzo para el combate de la covid.

Se trata de un hito porque es la primera vez que la nación presenta una vacuna pensada, diseñada y desarrollada 100 por ciento en territorio doméstico. Ya hay casi un millón de dosis fabricadas y solo resta ultimar detalles para que la fórmula autóctona llegue a los brazos argentinos.

El país pasará de importar a exportar a la región este bien estratégico en un escenario signado por una pandemia que, si bien moderó su alcance, aún obliga a estar atentos. Según los últimos datos brindados por la Organización Mundial de la Salud, la covid provocó la muerte de 1.900 personas durante el último mes. Aunque a nivel global no constituye una emergencia de salud pública, la aparición de nuevas variantes representa un riesgo latente frente al que se debe mantener la guardia alta.

Al respecto, el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, Daniel Filmus, señala: “Sin lugar a dudas constituye un hito. Es la primera vacuna integralmente desarrollada en Argentina, a través de la articulación y el esfuerzo de investigadores del Conicet, de la Universidad Nacional de San Martín y del Laboratorio Cassará”. Y continúa: “Realmente es una demostración de la capacidad de la ciencia y la tecnología, de nuestros científicos y del papel del Estado en el sostenimiento de la investigación básica y la transferencia tecnológica”.

Cómo es la vacuna Arvac

La Arvac es una vacuna bivalente que contiene Gamma y Ómicron, y que servirá como refuerzo de aquí en adelante. Juliana Cassataro, Investigadora del Conicet y de la UNSAM en el Instituto de Investigaciones Biotecnológicas, y líder del proyecto apunta: “Estamos muy contentos de cumplir con este hito, de haber logrado el registro de la vacuna bivalente para refuerzos. Es el producto de un trabajo de varios años y del que participó mucha gente, más de 600 personas. Estamos felices de haber podido unir todas las partes, que se ocuparon del diseño, los ensayos preclínicos, las fases I, II y III. Todo hecho acá en Argentina con profesionales de excelente nivel”.

La tecnología es una muestra cabal del rol que debe ejercer un Estado que apuesta a la ciencia y a la tecnología. Mientras la oposición planea, una vez más, recortar el sector en caso de triunfar en las próximas elecciones, el oficialismo plantea una línea concreta: en 2023 no hay posibilidades de un modelo de desarrollo inclusivo si se prescinde de la producción autóctona de conocimientos científicos.

Desde esta perspectiva, explica Filmus: “La tecnología que se desarrolló para esta vacuna permitirá a Argentina el desarrollo de múltiples vacunas para combatir otras enfermedades. Realmente es la apertura de un campo muy importante: hay que pensar que por año nuestro país invierte en la importación de vacunas cerca de 500 millones de dólares. No solo se van a sustituir importaciones, sino que va a permitir la exportación. La Organización Panamericana de la Salud mira con mucha atención esta noticia”. Y agrega Jorge Cassará, referente del laboratorio que las produjo: “Tenemos listas casi un millón de dosis, solo faltan cuestiones menores que se resuelven muy rápido. Estamos atentos a la demanda que el Estado requiera”.

Una vacuna en un momento oportuno

“La investigación básica que durante años ha sido sostenida por el Estado es la que permitió que el equipo dirigido por Juliana Cassataro pudiera dar una vacuna como resultado. Esto se produce en momentos en que se discute el papel estatal en relación a la ciencia. Demuestra cómo la investigación básica es fundamental para el desarrollo científico y tecnológico, y para tener soberanía sanitaria”, detalla Filmus.

Aunque, afortunadamente, el Sars CoV-2 no representa una amenaza, sí requiere toda la atención. Las subvariantes de Ómicron denominadas “EG.5” (apodada Eris), “BA2.86” (o “Pirola”) y XBB 1.5. son las de mayor presencia, por su capacidad de escape a las defensas del organismo. ¿El problema actual? La falta de inmunización global: según el sitio Our World in Data, si en los picos de 2021 y 2022 el mundo inmunizaba a un ritmo sin precedentes, en el presente esa cifra es casi irrisoria. Datos: el 25 de junio de 2021 se vacunaron 42 millones de personas en todo el mundo; el 29 de septiembre de 2023 solo lo hicieron 15.120. La Arvac llega en un momento clave, ya que servirá para inmunizar a la población frente a variantes como Ómicron y otras que estén circulando.

Desde el Ministerio de Salud que conduce Vizzotti comunicaron un dato contundente: de los 419 fallecimientos por coronavirus en 2023, el 90 por ciento no estaba inmunizado, o bien, no había recibido el refuerzo que le correspondía. Frente a esta realidad, desde la cartera sanitaria no dudaron en insistir en la aplicación de nuevas dosis. Tanto los mayores de 50 años, como las personas gestantes y los menores de esa edad con enfermedades crónicas deben recibir una dosis cada seis meses. Para el resto, un refuerzo anual se considera una protección adecuada.

La ventaja crucial de la Arvac

La Arvac puede almacenarse entre 2 y 8 grados y está basada en proteínas recombinantes, al igual que otras de uso habitual como la de HPV y la Hepatitis B. Asimismo, presenta una ventaja crucial: su fórmula puede actualizarse con facilidad (aproximadamente 90 días) en caso de ser necesario. En fases previas, la tecnología desarrollada por científicas y científicos locales había exhibido resultados alentadores. Mientras que en la fase I fueron inyectadas 80 personas, la fase II (de mayor complejidad) constó de dos etapas: en la primera (que comenzó el 10 de enero), recibieron su pinchazo de Arvac 232 personas en CEMIC y Clinical Pharma, dos centros de la Ciudad de Buenos Aires; y en la segunda, más de 1700 individuos se acercaron a recibir la vacuna en alguno de los 10 centros disponibles, distribuidos en CABA, La Plata, Mar del Plata, Córdoba, Mendoza y Salta.

Quizás como ningún otro evento crítico, la pandemia demostró la importancia de la articulación entre los diferentes sectores. Hacer confluir esfuerzos, perspectivas y conocimientos constituye una promesa de resultados adecuados y estimula el hecho de que salir adelante es posible. La vacuna representa un caso virtuoso también en este sentido: es el fruto de la articulación público-privada entre la UNSAM, el Conicet y el Laboratorio Pablo Cassará. Recibió el apoyo del MinCyT y también de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia I+D+i); y, en total, en el desarrollo participaron 600 científicos y científicas de 25 instituciones.

Con esta experiencia novedosa, Argentina se ubica como uno de los pocos países de la región con capacidades instaladas para fabricar tecnologías innovadoras frente al coronavirus y otras enfermedades. Una excelente noticia que, una vez más, confirma el valor que la ciencia y la tecnología tienen para la sociedad.