Patricia Bullrich le ganó ampliamente la interna en Juntos por el Cambio a Horacio Rodríguez Larreta pero ya puso el ojo en Javier Milei. Felicitó sin ruborizarse al gran ganador de la noche y subió la apuesta hacia las generales de octubre: va a necesitar más que solo retener los votos que cosechó el alcalde porteño para superar al libertario. Con el oficialismo en caída, la exministra de Mauricio Macri se ilusiona con un escenario en el que los dos entren al balotaje de noviembre.

“Milei hizo una enorme elección”, dijo Bullrich entre aplausos en la noche en el búnker cambiemita de Parque Norte. “Él también dijo que no quiere que el Estado sea una cueva de La Cámpora. Esta sociedad demanda un cambio profundo de raíz”, remató, y la hinchada fue más allá con un cántico: Hay que saltar / hay que saltar / el kirchnerismo / no existe más.

El comando opositor hizo el suficiente ruido para que el triunfo de la exfuncionaria en las PASO tapara el trago amargo de haber quedado segundos como frente, cuando aspiraban a ser los ganadores. Con un porcentaje mínimo de votos todavía no contados, la ventaja con el oficialismo de Unión por la Patria era mínima.

Por eso Bullrich se mostró ganadora en tres tiempos. Primero subió al escenario acompañada por su compañero de fórmula, el mendocino Luis Petri, radical disidente a la conducción de Gerardo Morales. Luego invitó a Larreta. Y finalmente se plegó el propio Macri.

“Brazos abiertos para todos”, dijo Bullrich para dar por cerrada la disputada peleada que tuvo durante meses con el alcalde porteño. Con el 80 por ciento de las mesas escrutadas, le sacó más de un millón de votos en todo el país a Larreta: 3,3 millones sobre 2,1 millones. Ambos sumaron exactamente el 28 por ciento, tres puntos menos que Milei, poco más de un punto que UP.

El bullrichismo dominó el mapa cambiemita nacional casi por completo: solo en las provincias de Jujuy, San Juan, La Rioja y Tucumán ganó la interna el jefe de Gobierno. Larreta ni siquiera pudo hacerse fuerte en la Ciudad de Buenos Aires, distrito que está terminando de gobernar durante ocho años, ni Buenos Aires, donde tenía como caballito de batalla a Diego Santilli. “El Colo” estaba perdiendo la interna con Néstor Grindetti por unos 30 mil votos, con el 76 por ciento escrutado: al diputado no se lo vió subirse al escenario anoche.

“Nos dieron la oportunidad de conducir y liderar un cambio profundo para la argentina; un cambio que deje atrás para siempre la corrupción y abra paso a la austeridad; deje atrás el despilfarro y respete cada uno de los bienes y trabajos de los argentinos”, adelantó Bullrich como línea de su narrativa futura. Su campaña se marcó por pregonar “mano dura” y el latiguillo de “todo o nada”. 

Como jefa del escenario, invitó a Larreta a subir. “Llevamos adelante una interna con mucha altura y responsabilidad”, le dedicó el jefe de Gobierno a su rival en público. Larreta había llegado último al búnker, tras recibir el golpe de la derrota con su mesa chica en su propio comando instalado en la calle Olazábal. Aseguró que desde este lunes se pondrá a disposición de la exministra y mandó un aviso para evitar cualquier fuga de votos: “Juntos; vamos a estar juntos siempre”, cerró el alcalde porteño.

Entonces subió Macri, quien había festejado antes a los abrazos y gritos con Bullrich. En el mismo salón de Parque Norte, lejos de las cámaras, se habían dispuesto salas separada para cada uno de las espadas cambiemitas. El arrollador triunfo de Milei los obligó a mostrarse juntos y “festejando” también debajo del escenario.

“Esto recién comienza. Mañana comienza un nuevo partido, un nuevo debate”, adelantó el expresidente. Y le tendió también una mano a Milei, con quien él ya había anticipado que prefería llegar a una segunda vuelta: “Es muy importante que sumando lo que sacó Milei, más nosotros, se está marcando un cambio profundo que requiere mucho coraje, como el que tiene Patricia”, afirmó.