En ese marco, la Carbap informó que a poco más 20 días de comenzar la siembra gruesa 2017/2018 en la llanura pampeana, "la situación es desesperante" y que prácticamente toda la cuenca del Salado se encuentra "en graves problemas hídricos producto de las elevadas precipitaciones del 2017".

El informe sostiene que hay más de 5,5 millones de hectáreas inundadas y al menos 2,5 millones de hectáreas afectadas indirectamente, ya sea por problemas de acceso o napas altas y falta de piso. En promedio más del 25% de la producción agrícola nacional se encuentra en la zona , siendo el maíz con el 30% de la superficie potencial el que podría verse más perjudicado.

En tanto, más del 60% del rodeo vacuno de Buenos Aires, que representa un 34% del stock nacional, se encuentra en una etapa crítica del ciclo productivo, que no solo puede afectar el ciclo actual, sino también los próximos.

"El 67% de las vacas en ordeñe, de Buenos Aires afectan gravemente el desempeño de la actividad, llevando al cierre de tambos en muchos casos", destaca Carbap.

Además, remarca la necesidad de que las obras de infraestructura en la zona se mantengan en ritmo apropiado por los próximos años para tratar de mitigar el impacto de las precipitaciones, que cada año se vuelven más frecuentes.

"La vida rural nuevamente puesta a prueba, mucha gente al quedar aislada tuvo que mudarse a los centros urbanos, y varias escuelas rurales están cerradas momentáneamente ante la imposibilidad de asistir por parte de los alumnos y maestros", agrega el informe.

Asimismo, señala que la diversidad de problemas que generan las inundaciones van desde "la pérdida de miles de hectáreas de soja y maíz que no se pudieron cosechar, cientos de miles de litros de leche que se tuvieron que tirar, hasta la perdida de terneros y vacunos en general".

Agrega que las pérdidas no solo son productivas, sino también de infraestructura, sobre todo la parte vial, que está colapsada y "pone en juego la vida rural".

En ese sentido, alerta sobre la imposibilidad de llegar a los campos y la difícil situación de las escuelas rurales que no pueden dictar clases, situaciones que se convirtieron "en un coctel explosivo que hizo que muchas zonas tuvieran que ser abandonadas ante el avance del agua".