A pocas horas de su primera presentación ante la Asamblea Legislativa para inaugurar las sesiones ordinarias del Congreso Nacional, el presidente Alberto Fernández trabajaba este viernes en la Casa Rosada junto a al secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Beliz, y al antropólogo Alejandro Grimson, para afinar los detalles del mensaje con el que plantará la bandera de su primer año de gestión, que tendrá como eje un llamado a la unidad nacional.

Como publicó un prestigioso medio, el Presidente se involucró personalmente en la redacción del texto y discute el contenido y el tono de sus palabras con Beliz y Grimson, quienes también participaron de la elaboración del discurso de asunción del 10 de diciembre. Como en aquella oportunidad, el Presidente volverá a apelar a la "unidad nacional" como motor para sacar al país de la crisis y profundizará en un discurso "antigrieta".

Ese mensaje de Fernández está en línea con lo que planteó en varias oportunidades Grimson, antropólogo e investigador del Conicet que trabaja en el consejo de asesores y fue nombrado al frente del programa Argentina Futura, que dirige desde la Casa Rosada. "El gran desafío que tiene la Argentina es saber sobre qué estamos de acuerdo. Hay que cambiar la pregunta", le dijo Grimson recientemente al diario La Voz.

Autor del libro "¿Qué es el peronismo?", Grimson participó de las reuniones del Grupo Callao mucho antes de que Fernández fuera candidato y brega por "deconstruir y reparar la grieta", tema sobre el que insiste el Presidente, hacia afuera y también hacia adentro de su espacio.

Este viernes, Fernández sorprendió a los propios con el tono que utilizó en la entrevista que le concedió a Radio 10, en la que se quejó de los dirigentes que "se ponen ansiosos" y lanzan reclamos hacia adentro del Gobierno. "No se dan cuenta de lo que recibimos. Lo que es peor es que muchas veces también pretender volver a lógicas o prácticas que nos costaron las derrotas", dijo.

Según se pudo saber, con esta mención, el Presidente intentó recordarle a su propio espacio que las divisiones internas "llevan a la derrota". Por eso, remarcó el apoyo de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner en el rumbo elegido. "Tenemos que aprender, tanto Cristina como yo, hemos aprendido y sabemos a lo que queremos ir y a dónde no queremos volver", remarcó. En la Casa Rosada no niegan el fastidio presidencial por los cruces que le demandan una intervención constante para aquietar a los propios.

Además del llamado a la unidad, el Presidente dejará dos anuncios de peso: legalización del aborto y reforma judicial. Las menciones a la herencia recibida serán "medidas".

La vicepresidenta está tan molesta con las internas como el propio Fernández y ya bajó varias veces mensajes a los suyos para que acallen las críticas. En efecto, Cristina le hizo saber su malestar a Hebe de Bonafini a mediados de enero, cuando la titular de Madres de Plaza de Mayo arremetió contra el Presidente por los "presos políticos". Fernández armonizó después la relación con Bonafini con una invitación a la Casa Rosada.

Puntos centrales. Además del llamado a la unidad, el Presidente dejará ante la Asamblea Legislativa dos anuncios de peso: el envío del proyecto de legalización del aborto, "desde una perspectiva de salud", que le encargó a la secretaria de Legal y Técnica, Vilma Ibarra, y la presentación de la reforma judicial. Las menciones a la herencia recibida serán "medidas": Fernández apuesta a dejar un mensaje de futuro, aunque sin olvidar el condicionante fundamental de la deuda externa.

Con esa premisa trabajaron los ministros para armar las propuestas que enviaron a la Jefatura de Gabinete, comandada por Santiago Cafiero, quien también trabajó estos días junto al Presidente para terminar de cerrar el mensaje que dejará el sello que Fernández quiere darle a su gobierno.