En medio de la tierra arrasada del macrismo, los medios universitarios, alternativos y comunitarios han delineado su propio campo de resistencia. Las XIII jornadas universitarias “La Radio del Nuevo Siglo”, que congregó en la capital de Entre Ríos, Paraná, a radios universitarias y comunitarias de Argentina y de más de una docena de países de América Latina con representantes de España, Portugal e Italia, fue una muestra del cauteloso optimismo que existe hoy tras cuatro años de acoso y ninguneo oficial. “No nos quedamos en la añoranza de las épocas de enorme crecimiento durante el anterior gobierno. En medio de la amenaza a la Universidad Pública y a las radios universitarias buscamos preservar espacios como estas jornadas. Cuando la suerte política es esquiva, nos queda la organización. Con esta organización, vamos hacia la nueva etapa”, señaló Aldo Rotman, presidente de la Asociación de Radios Universitarias de la Argentina (ARUNA), al inaugurar las jornadas.

Una parte de esa resistencia proviene de dos hechos históricos poco recordados o directamente ignorados en la Argentina que fortalecen la potencia comunicativa del ámbito radial.

· El 27 de agosto de 1920 los “Locos de la Azotea” realizan desde el techo del teatro Coliseo la primera transmisión de radio de Argentina y una de las primeras del mundo, contemporánea de las que se hicieron en Estados Unidos e Inglaterra. “Señoras y señores: la sociedad Radio Argentina les presenta hoy el festival sacro de Ricardo Wagner, Parsifal”, anunciaba uno de los cuatro locos, Enrique Telémaco Susini, para el asombro de unas 50 personas que escucharon el programa.

· En 1924, con este trasfondo, se fundó la primer radio universitaria a nivel global: la Radio Universidad Nacional de La Plata.

El crecimiento radial universitario fue a paso de hormiga hasta la ley de medios aprobada por el kirchnerismo en 2009. Aprovechando el impulso de la ley y un contexto político propicio para la democratización de los medios, las radios universitarias se duplicaron por todo el país en una muestra clara de federalismo: de 30 pasaron a más de 60 extendidas desde Tierra del Fuego a Jujuy.

Un crecimiento similar ocurrió en el ámbito de las radios comunitarias. La organización que agrupa a más de 120 radios comunitarias en 22 provincias de Argentina, FARCO, y que tiene otras 200 radios aliadas, señaló que la tarea no es reproducir el pasado sino reconstruir el futuro. “La Ley de Medios no murió. Hay muchas cosas de la ley que siguen vigentes y que no se cumplen. Por eso planteamos cinco ejes que se pueden lograr con políticas públicas en esta área o con la sanción de leyes específicas que no necesitan una nueva ley de medios”, dijo el presidente de Farco Pablo Antonini.

El objetivo de fondo es el mismo que animó la fundación en 2004 de la Coalición por una Radiodifusión Democrática (CRD), columna vertebral de la larga campaña que culminó en la Ley de Medios. “Democracia informativa, pluralidad de voces, la defensa del trabajo y la producción nacional y la soberanía comunicacional, terreno en el que entra el Arsat y otras políticas públicas”, señala Antonini.

La Coalición está acostumbrada a remar en el desierto. Recién en el marco del conflicto de la 125 con el Campo, cuatro años después de su formación, tuvieron su gran oportunidad en una reunión histórica con Cristina Kirchner que fue el primer paso para derogar el decreto de la dictadura que regulaba la radiodifusión. En octubre de 2009, en medio de la guerra declarada de los medios hegemónicos, el senado aprobó la ley que quedó empantanada en diversas medidas cautelares del Grupo Clarin, a pesar de que en 2013 la Corte Suprema ratificó la constitucionalidad de la medida.

En 2012 la Coalición había pasado a ser la Coalición por una Comunicación Democrática en un intento de expresar una mayor amplitud de ámbitos comunicativos.

La Coalición es un reflejo del país y de la cautelosa expectativa que despierta un posible cambio de rumbo con un gobierno que enfrentará Tsunamis de todo tipo. La alianza del sector privado radial, los medios universitarios y los comunitarios se asemeja mucho a la alianza entre PYMES, organizaciones populares y sindicatos que tendrá que formar un gobierno que quiera ser nacional y popular. Pero además, la radio enfrenta sus propios dilemas de cara al futuro.

Uno de estos dilemas es el futuro de la radio en el mundo del podcast. Uno de los invitados a las jornadas, el periodista y escritor, Carlos Ulanovsky, recordó la solidez del fenómeno radial en Argentina, donde se hizo habitual para muchos oyentes tener una radio en el dormitorio, otra en la cocina y una tercera en el baño. “No hay competencia entre radio y podcast. La radio ha sobrevivido distintos desafíos. Lo que tenemos es una puja entre lo analógico y lo digital”, dijo Ulanovsky. El periodista Pedro Brieger, director de Nodal, aportó una perspectiva latinoamericana y global con su charla sobre “La construcción de agendas en el periodismo Internacional”. Irina Hauser presentó su libro “Rebelión en la Corte” que examinó, entre otros casos, los oscuros lazos entre el Poder Judicial y los medios.

En el cierre de la jornadas el viernes, el director de la Radio de la Universidad de Avellaneda, un tsunami humano con 47 años de trayectoria radial, Mario Giorgi, buscó resumir el actual momento. “En estos cuatro años de pesadilla formamos parte de la resistencia al neoliberalismo. En esta resistencia crecimos. Un ejemplo de este crecimiento es la formación de la Red Internacional de Radios que integró a los medios europeos universitarios que están menos desarrollados que acá porque en Europa hay una tradición mayor de radios nacionales al estilo de la Radio Nacional de España o la BBC. Pero queda mucho por hacer”, señaló Giorgi.

Entre otras cosas, un hecho que puede parecer increíble dada la larga tradición pionera a nivel regional y mundial de la radio universitaria argentina. “Cuando haya una nueva ley superior de educación queremos que incluya a los medios universitarios. En 2024 va a ser 100 años que se creó la primera radio universitaria en el país. Es increíble que todavía no tengamos un reconocimiento legal”, indicó Giorgi.