La amistad entre los rugbiers se quebró al momento de conocer cuál sería su condena por el crimen de Fernando Báez Sosa. A tal punto que, en los últimos días, protagonizaron una fuerte pelea en el penal de Melchor Romero y la justicia tomó una drástica decisión para evitar nuevos conflictos entre ellos

Tras finalizar el juicio en Dolores, los condenados presentaron un alarmante estado psicológico que preocupó al Servicio Penitenciario sobre su salud mental y la posibilidad de "autolesiones". En este marco, se conocieron las discusiones y enfrentamientos que tuvieron desde la sentencia.

Debido a estos reiterados cruces y una fuerte pelea con Máximo Thomsen en el patio de la alcaidía, la justicia definió que los rugbier serán separados. El primero en irse será Matías Benicelli, quien cumplirá su condena perpetua en el penal de Campana.

¿Qué pasó con los rugbiers en la cárcel?

Los autores del crimen de Fernando Báez Sosa se encuentran alojados en Melchor Romero, aislados del resto de los reclusos para evitar posibles agresiones. Sin embargo, en una de sus salidas al patio de la cárcel, los jóvenes tuvieron un enfrentamiento entre ellos.

"Hubo una pelea. Se empezaron a putear y se fueron a las manos. La ligó Thomsen y uno le gritó que los hundió a todos", sostuvo el portal web BigBang News. A lo largo del juicio, el joven fue considerado "el líder del grupo" y quien "más golpeó" a la víctima, cuando estaba desvanecida a la salida del boliche Le Brique. 

Al parecer, los condenados manifestaron su enojo con la defensa de Hugo Tomei, por haber "prevalecido" a Thomsen sobre los demás acusados. Por el mismo motivo, Ayrton Viollaz y Blas Cinalli buscaron un nuevo abogado, ya que consideran que podrían "reducir sus penas".

¿Qué dice la carta de Máximo Thomsen, desde la cárcel?

Máximo Thomsen fue uno de los cinco rugbiers que recibieron la pena de prisión perpetua. Al conocer la sentencia, no solo se desmayó en la sala de audiencias del tribunal de Dolores, sino que también presentó fuertes síntomas de depresión.

En la última semana, se conoció una carta que escribió desde el penal en la que aclaraba que "siente claustrofobia y que lo disculpen". Esto se debió a las reiteradas patadas que el condenado le dio a la celda en donde se encuentra detenido. Recién logró calmarse cuando fue visitado por un pastor, quien le entregó una Biblia como material de lectura.

Por lo pronto, él permanece en Melchor Romero. No obstante, se estima que sea uno de los condenados que no seguirá su condena en el penal de Campana, como anhela su familia y el resto de los rugbiers, sino que pase a una cárcel de máxima seguridad.