Los cortes de rutas continúan en gran parte del país en reclamo por la escasez de gasoil, que complica el avance de los trabajos agropecuarios y el transporte de cargas. La situación no se logró normalizar hasta el momento, aun cuando el Gobierno tomó una serie de medidas que van desde aumentar la importación de combustible al incremento del componente de biodiesel en la mezcla.

Ya el 2 de junio el jefe de gabinete, Juan Manzur, anticipó el refuerzo de las importaciones de gasoil, que en condiciones normales cubren el 30% del consumo local. Según pudo saber este medio, habitualmente el 10% de las ventas de gasoil de YPF son de producto importado y hoy ese porcentaje ronda el 20% en promedio.

La petrolera controlada por el Estado lanzó esta semana una licitación internacional para comprar tres cargamentos de gasoil, que sumarán 150.000 metros cúbicos para reforzar la oferta de julio y agosto. También las compañías privadas fueron instadas a hacer lo mismo. “El tema es que nadie quiere importar a pérdida”, resumió Daniel Montamat, ex secretario de Energía nacional y consultor.

Para el especialista, la cuestión de fondo es que “sigue existiendo una distorsión de más del 30% entre el precio doméstico y el internacional”. “Y esa realidad se va imponiendo porque a falta de cantidad hay algunos que están empezando a pagar el gasoil a precios que ya están incluso por encima de esa paridad de importaciones”, dijo a elDiarioAR. Montamat consideró que si tuviésemos precios alineados con los internacionales “la diferencia entre el consumo y la producción ya se habría satisfecho con importaciones de distintos agentes, empresas, comercializadores”.

Un punto clave en la situación actual es la diferencia de precios entre el surtidor y el mercado mayorista, según apuntó una fuente del sector. “Las cuatro refinadoras del país, YPF incluida, pusieron precios más altos a su canal mayorista que al surtidor desde marzo. Entonces, se carga primero donde está más barato –que es, insólitamente, en el surtidor– y recién cuando quiebra [cuando la estación de servicio se queda sin combustible] se va al mercado mayorista”, apuntó.

La invasión rusa a Ucrania es, a nivel global, un factor ineludible para explicar la situación que esta semana altera la actividad en las rutas argentinas. El conflicto bélico sacó virtualmente a Rusia del mercado, volvió a los combustibles un producto escaso, más caro, y complejizó la logística. “Hoy a un proveedor internacional le conviene más llevar su producto a Europa que a América del Sur”, señalan.

El Gobierno también decidió aumentar la semana pasada el corte de biodiesel en el gasoil del 5% al 12,5% por tres meses, medida con la que el secretario de Energía, Darío Martínez, estimó incrementar la oferta nacional de gasoil en unos 90.000 m3 mensuales. De todos modos, no se trata de una iniciativa de impacto inmediato. Lleva un tiempo que las plantas se provean del volumen necesario de aceite de soja, lo transformen en biodiesel y pongan el producto en circulación.

Por otra parte, la suba del 12% promedio autorizada solo alcanza a cubrir el costo del nuevo corte de biodiesel, que tiene una cotización atada a la soja. Con ese aumento, los precios de referencia en la Ciudad de Buenos Aires de YPF pasaron a $128 para el litro de gasoil y $162,40 su versión premium. Sin embargo, en algunas provincias el litro llega incluso a los $250.

Como cuarta medida, el Gobierno restringió la venta de gasoil a patentes extranjeras, que solo pueden cargar combustible premium y a un precio más elevado que los locales. Un informe del Centro de Estudios de Energía, Política y Sociedad (Ceepys) asegura que el gasoil se vende entre 90% y 163% más caro en los países limítrofes y que por eso en las provincias fronterizas el consumo escaló.

Fuentes del sector insisten en que hay una demanda excepcional de gasoil que no termina de explicarse. “Normalmente el consumo de gasoil correlaciona con el crecimiento de la economía y acá no está correlacionando sino que está casi duplicando el crecimiento de la economía”, señalan. “Puede ser la demanda de países extranjeros, puede ser que la gente esté acopiando para las próximas cosechas”.

También señala que el temor a que faltara gas natural hacia mitad de año provocó que industrias y productores agropecuarios se sobrestockearan de gasoil para cubrirse frente a esa situación, dado que el combustible líquido también se utiliza para alimentar las usinas eléctricas en reemplazo de gas.

Según informó el portal especializado Econojournal, el sector del agro aumentó el consumo de gasoil casi un 46% si se coteja el primer cuatrimestre de 2022 con el de 2019, pero su producción no registró un aumento comparable en términos de cosecha, lo que permite deducir la existencia de situaciones de acopio y de reventa.