Lo destapado por medios como Mega TV y Tovima es un doble engaño un tanto rocambolesco y que difícilmente acabará en los juzgados. Al menos, si de una parte de los implicados depende denunciar. Existen informes que recogen que entre 100 y 200 centros de vacunación de los 2.000 habilitados en Grecia habrían participado en el negocio fraudulento y entre 200 y 300 médicos y enfermeros habrían sido salpicados por un escándalo de sobornos y vacunas falsas que no eran tal.

Todo empieza con un antivacunas que se niega a inmunizarse con la vacuna contra el Covid-19 pero que, por el contrario, sí quiere acceder a todos esos sitios vetados sin ella y realizar todas esas actividades en las que se exige estar vacunado. O, en su defecto, aportar un test con resultado negativo. Así que para conseguir el certificado de vacunación decide sobornar a un médico o enfermero que, previo pago de 400 euros, según los citados medios, accede a inyectarle agua estéril y darle el certificado.

Al menos eso es lo acordado por las partes. Sin embargo, como recogen los informes, lo que ha estado ocurriendo en un número indeterminado de casos es que esos médicos y enfermeros, por temor a las posibles consecuencia de inocular vacunas falsas, decidieron ponerles a los antivacunas la vacuna real en lugar de la 'aguada' por la que habían pagado.

Ahora lo que puede pasar es que estos ciudadanos griegos contrarios a la vacuna que creían haber burlado la legislación tengan efectos secundarios por haber sido vacunado de verdad y se den cuenta de que los realmente engañados han sido ellos. Podrían denunciar a quienes sobornaron por haberles puesto la vacuna sin su consentimiento. Es un acto denunciable. El problema principal es que para ello primero deberían admitir que han pagado un soborno.

Las autoridades sanitarias realizan numerosos controles en los centros de vacunación de las regiones de Atenas, Karditsa (Macedonia occidental) y varias zonas del Peloponeso debido a la cantidad de denuncias sobre problemas que les están llegando. La policía habría desestimado parte de la información publicada por Tovima, pero no se ha especificado a qué partes se refiere.

En un reciente artículo de opinión publicado por firmado por el periodista Nikos Konstandaras bajo el título El oscuro mundo de los anti-vacunas para ekathimerini.com, este recogía que seis de cada 10 griegos que se niegan a recibir la vacuna aseguran también que nada hará que cambien de opinión. “Ni más información de científicos y médicos, ni consejos de figuras religiosas, ni insistencia de amigos y familiares, ni el peligro de perder su trabajos”, señala el citado texto, que les acusa de dar “la espalda al conjunto de la sociedad”.

Según los datos actualizados de la agencia Reuters sobre el coronavirus, en Grecia se han administrado ya al menos 12,9 millones de dosis y su porcentaje de población inmunizada superaría por muy poco el 60%. Hace solo una semana, el ministro de Salud, Thanos Plevris, anunciaba que el certificado de vacunación sería obligatorio para acceder a bancos y comercios (salvo los de alimentos y farmacias) y también para trabajar. De no tenerlo es necesario aportar un test negativo. En el caso de los lugares de trabajo, el empleado debe hacerse dos pruebas a la semana a cargo de su propio bolsillo.